Donde sí se toman en serio los riesgos de una guerra nuclear es la isla de Baengnyeong, situada a unos 17 kilómetros de la costa norcoreana. El sector más afectado por el peligro de un ataque es el turismo, y los habitantes se preparan para lo peor.
Anteriormente Baengnyeong, una de las más pintorescas islas surcoreanas del Mar Amarillo de solo 45 kilómetros cuadrados de superficie, era visitada por miles de turistas mensualmente. Después de la prueba nuclear subterránea realizada por Pyongyang el pasado 12 de febrero, "no hay ninguno", se quejan los isleños empleados en el servicio.
Es que en uno de sus discursos publicados el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong-un, mencionó este punto geográfico como un blanco prioritario del ataque con misiles en caso de una guerra. Reiteró en más de una ocasión que asestará un primer golpe termonuclear contra esta isla, poblada por 5.000 civiles y otros tantos militares de una guarnición surcoreana.
“La gente dice que no está preocupada, pero la verdad es que estoy aterrorizado. Correa del Norte atacó esta zona anteriormente. ¿Cómo se supone que estemos tranquilos?”, sostiene uno de los isleños preguntado por el periódico 'The Guardian'.
“Si estalla una guerra, no tendremos adónde ir”, asevera otro, quien opina que quedarse en la isla es peligroso, pero en la parte continental tampoco evitará ataques devastadores.
“Los expertos pueden descartar las recientes amenazas de Pyongyang de una lluvia de misiles nucleares sobre el territorio continental de EE.UU. como una ampulosidad del dictador que busca atención pública”, comenta el analista del mismo rotativo británico, Justin McCurry. “Pero su promesa de apuntar a Baengnyeong sí se toma en serio”.
El intercambio de amenazas dentro del conflicto coreano ha provocado ya una caída en los mercados de Seúl, pero es imposible estimar el impacto que tiene sobre la economía de esta pequeña isla.
Fuente: RT
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