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Los soldados del Ejército buscan entre los escombros en la zona de New Bataan a posibles sobrevivientes. |
Los equipos de rescate tienen registradas 380 personas en paradero desconocido en el sur y centro del país, las regiones afectadas por "Bopha".
Ramos indicó que la prioridad en estos momentos es localizar a los desaparecidos y proporcionar un techo a las personas que lo han perdido todo.
El número de personas damnificadas asciende a 294.110 en 26 provincias del país, de las que 250.511 se encontraban en 544 centros de acogida, según los datos del Consejo Nacional para la Prevención y Respuesta de Desastres, la agencia oficial encargada de coordinar los esfuerzos.
Los supervivientes en la provincia del Valle de Compostela, en el noreste de Mindanao y una de las más afectadas, se lamentan ante los medios locales de la inusitada cantidad de agua que bajó de las montañas y anegó sus casas entre la noche del lunes y el martes por la mañana, cuando "Bopha" tocó tierra.
La población de Nuevo Bataan, en el Valle de Compostela, se ha convertido en una especie de "zona cero" de esta catástrofe, por la cantidad de personas que han muerto allí (86), por la magnitud del daño sufrido y por la capa de lodo de varios centímetros que cubre la localidad.
Los equipos de rescate encontraron hoy en esa zona a un hombre de 77 años que se alimentaba solo con cocos desde hace dos días; la víspera rescataron a una niña de siete años que llevaba más de 24 horas atrapada en el cieno.
Las autoridades han declarado el estado de calamidad en el Valle de Compostela, Davao Oriental y Surigao del Sur.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, dijo hoy en un acto en Manila que sigue la situación de cerca porque le "gustaría poder mirar a la cara a todos los filipinos y poder decirles que hicimos todo lo posible por ellos".
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Un miembro de los equipos de rescate intenta cruzar un camino anegado por las lluvias provocadas por Bopha. |
"Es triste pensar que algunos de nuestros compatriotas no podrán pasar las Navidades en una mesa repleta de comida para la Nochebuena, sino en centros de evacuación", añadió el mandatario.
Mientras unos equipos buscan cadáveres entre los escombros, otros se encargan de restablecer el servicio eléctrico, de reabrir carreteras cortadas o de buscar soluciones temporales a los puentes derrumbados por el tifón.
A la 13.00 hora local (05.00 GMT), aún había nueve carreteras y seis puentes intransitables.
Las Fuerzas Armadas cooperan en las operaciones de rescate y asistencia de los damnificados.
Un total de 2.061 casas fueron destruidas completamente, muchas de ellas los típicos chamizos de la Filipinas rural, otras 2.643 viviendas resultaron parcialmente dañadas.
Los daños a las infraestructuras y la agricultura serán cuantiosos, tan solo en el Valle de Compostela se acercarán a los cien millones de dólares, según los cálculos preliminares del gobernador del territorio, Arthur Uy.
El Gobierno de Filipinas se había preparado para la llegada de "Pablo", el nombre local que le han dado los filipinos a este tifón, la decimosexta tormenta del año, con la reubicación de las personas en zonas de riesgo y la suspensión de las clases, entre otras medidas.
Aún así, los vientos huracanados, con ráfagas de hasta 210 kilómetros por hora cuando entró en el país, y las copiosas lluvias que le acompañaban han superado todas las expectativas.
"Bopha" ha resultado ser el peor tifón que ha visitado Filipinas este año y cierra una temporada que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El huracán, con vientos de unos 130 kilómetros por hora, se desplaza hoy por el Mar de China Meridional y afecta a la isla de Borneo, donde las autoridades indonesias han avisado del peligro a los habitantes en su territorio.
El año pasado ocurrió algo parecido con "Washi" en Filipinas, que visitó inesperadamente al archipiélago una semana antes de Navidad y mató a unas 1.200 personas. EFE
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